La Navidad es un tiempo de fiesta y de celebración en muchas partes del mundo y hay muchas maneras de celebrar estas fiestas. Por supuesto, no todo el mundo celebra estas fechas de la misma manera, aunque sí existen muchos puntos en común, como el reunirse con familia y amistades, hacer regalos, sobre todo a los más pequeños, adornar casas y calles y comer alimentos especiales… pero hay muchas otras cosas que son muy diferentes.
En nuestro municipio, como en muchos otros lugares, hay personas que han llegado de otros países por diferentes circunstancias. Su presencia nos permite disfrutar de la diversidad cultural y enriquecernos de sus experiencias. Nos acercamos a Mohamed, Irina, Adriana y María para que buceen en sus recuerdos de Navidad, para que nos cuenten esas tradiciones que desconocemos, esas comidas típicas… qué hacen en estas fechas en sus lugares de origen para enriquecernos con sus vivencias.
María Elisabeth Villanueva (El Salvador)
Llegó a Iruña de Oca hace 9 meses junto con su marido y sus dos hijos y esta Navidad ha conocido a Olentzero y ha visto por primera vez a los Reyes Magos. Sin embargo, su forma de celebrar estas fechas ha sido muy diferente a lo que acostumbra en su país. La primera nota diferente es el clima: aquí es invierno y en El Salvador estos días han superado con creces los 25 grados. Pero sí que comparten la tradición de adornar las casas con luces navideñas y arbolitos y nacimientos representativos. El día 24 de diciembre, como relata María, es el día más importante de la Navidad y mucha gente acostumbra a estrenar ropa. Es momento para juntarse con la familia, festejar, comer, beber y, sobre todo, tiempo de fuegos artificiales y petardos, que tanto este día como el 31, explotan sin parar por todos los lugares del país. Allí los llaman volcancitos y a las bengalas, estrellitas.
En cuanto a la comida, son muchos los platos tradicionales que se ponen sobre la mesa: gallina horneada, camarones empanizados, quesadilla, tamales de pollo y panes con pollo. Entre las bebidas es típico el chocolate caliente, el zumo de piña, horchata salvadoreña de cereza y el café. Además, el pan dulce no falta en las mesas y a María le gusta especialmente “el dulce de chilacayote, que es un dulce tradicional a base de una variedad de calabaza que vale la pena probar y que yo solía comprar en un puesto que se pone desde diciembre hasta febrero donde vivo y que lo vende”.
La noche del 24 llega Santa Claus a El Salvador y es a las 12 de la noche cuando se reparten los regalos. El 25 de diciembre es un día en el que la gente se acerca a la playa a pasar la jornada o viaja para ver a familia que no vive cerca, mientras que la Nochevieja se celebra con estruendo de petardos y pendientes de la televisión, que marca el inicio del nuevo año.
Irina Nakonieczna (Polonia)
Irina lleva desde 2008 en España y seis ya en nuestro municipio. Tiene seis hijos y define a su familia como “internacional” porque hay gente de muchas nacionalidades, de Kazakistán, donde ella nació, Alemania, Polonia, Ucrania… Por eso, sus navidades siempre han tenido cosas de todos estos sitios, aunque las tradiciones polacas son las que más recuerda y las que mantiene en gran medida.
En Polonia, recuerda, se decora el árbol de Navidad sobre el 16 de diciembre y el día ‘grande’ es el 24. “Ese día se preparan un montón de platos típicos, pero todos tienen un denominador común: la ausencia de carne y la presencia de pescado, de carpa concretamente, en casi todas las elaboraciones”, explica. La tradición marca que hay que cocinar 12 platos y que cuando sale la primera estrella, sobre las siete de la tarde, se comienza a comer, rememorando la Estrella de Belén. Además, siempre habrá un plato vacío y preparado por si alguien a quien no se espera aparece en casa. La cena comienza con la ruptura de obleas (todos en la mesa rompen un pedazo, lo comen y después comparten una pieza con cada integrante de la familia) y acaba con la tarta de queso y la tarta de amapola. Posteriormente, sobre las 10, habrá que ir a misa y después de la liturgia se volverá a casa para, a medianoche, abrir los regalos que deja Papa Noel. El día 25 se aprovechará para visitar a la familia y volver a compartir comida y el 26 para descansar, ya que esos dos días todo está cerrado.
Buena muestra de la internacionalidad de la casa de Irina es que en Nochevieja rememoran las tradiciones de Kazajistán y la comida de esa noche es la típica de allí: sopa gelatinosa, ensalada de remolacha, carne envuelta en repollo y tarta Napoleón, entre otras cosas, no faltan en su mesa. Después de degustar estos alimentos, las uvas y la cuenta atrás servirán para entrar en el nuevo año.
Mohamed Elboohali (Marruecos)
En Marruecos no se celebra la Navidad, pero este no es el caso de la familia de Mohamed. Procedente de Agadir y desde hace más de un año residente en el Centro de Acogida de Cear, cuando por estas fechas estaba en su país se juntaba con su padre, cuya segunda mujer es francesa y sí celebra. Marruecos es un país musulmán y no reconocen ninguna de las celebraciones asociadas con el 25 de diciembre, que son tradiciones cristianas. Sin embargo, como explica Mohamed, “las grandes ciudades como Rabat, Casablanca o Marrakech están tan preparadas para recibir turistas extranjeros que hay servicios para quien quiera”. “Además -añade- en algún centro comercial puedes ver grandes árboles de Navidad iluminados, escaparates y ventanas decoradas con adornos navideños y hoteles anunciando cenas y fiestas navideñas”.
Aunque lo más habitual es que al pasear por las calles marroquíes y no se aprecie que es Navidad, en la casa del padre de Mohamed sí se respira este ambiente. “No hacemos mucha ostentación de ello porque podemos tener problemas, pero adornamos la casa, nos juntamos a cenar con amistades de mi padre y usamos fuegos artificiales y petardos”, explica. El tajine y la sopa harirah no faltan en la mesa, así como tampoco son los regalos y Papa Noel trayéndolos. “En alguna ocasión mi padre se ha disfrazado, se ha montado en un camello y los ha traído”, recuerda.
Como ocurre con la Navidad, el 31 de diciembre tampoco representa una fecha significativa para los musulmanes, que se rigen por el calendario islámico, que es lunar, de modo que su fin y comienzo de año es diferente. Pese a ello, se pueden encontrar cotillones y fiestas para turistas en hoteles o discotecas. Mohamed también se reunía con su padre y hermanos en esta fecha y, además de los petardos, no faltaban las uvas y los buenos deseos para el Año Nuevo. De todos modos, si Mohamed tiene que recomendar una fiesta para disfrutar de su ciudad es la Fiesta del Boujloud, que se celebra en julio, dura tres días y es una especie de Carnaval de origen bereber.
Adriana Orejuela (Colombia)
Adriana procede de Cali, “la capital mundial de la salsa”, como ella la define, y lleva viviendo en Ollávarre desde hace 3 años. En su tierra empieza la celebración de la Navidad el 7 y 8 de diciembre con el “Día de las velitas” en honor a la Inmaculada Concepción. Los vecinos, que previamente se han reunido para decidir cómo adornan sus calles, se reúnen y las engalanan con velas, pinturas y adornos, consiguiendo resultados muy llamativos. La fiesta en la calle y los juegos pirotécnicos servirán para redondear una jornada muy alegre. “A partir del 16, durante 9 días, hasta el 24, se realiza la novena navideña, que también se llama novena de aguinaldos, que son reuniones en las que familias y amigos se reúnen alrededor del pesebre para rezar en honor al niño Jesús, cantar villancicos, comer platos navideños y hacer peticiones para que el día 24 los niños/as tengan sus regalos”, explica Adriana. El día 24 se realiza una cena para reunir a la familia en la que se pueden comer típicos platos navideños como tamal, lechona, pollo relleno, buñuelos, natillas y después se entregan los regalos.
Desde el año 1958, del 25 al 30 de diciembre se celebra la Feria de Cali, también llamada Feria de la Caña. Sus eventos más importantes son el Salsódromo y el llamado Superconcierto. “Hay orquestas locales, nacionales e internacionales y mucho baile tropical”, recuerda Adriana con nostalgia.
Para despedir el año, en Colombia se elabora un muñeco, que representa el año que termina, al que se le ponen fuegos pirotécnicos a las 12 de la noche. “Quemando el muñeco se queman las cosas malas del año que se deja para recibir el nuevo limpios y con prosperidad”, señala. Pero no es esta la única cosa que se hace para recibir el año nuevo. “Se lleva ropa amarilla para atraer la buena suerte, se da una vuelta a la manzana con una maleta para que el nuevo año nos traiga viajes, y se intenta tener un buen billete grande en la billetera para asegurarse el flujo de dinero a lo largo del año que viene”, enumera. Comer las 12 uvas pidiendo un deseo por cada una, es otra de las tradiciones que se cumplen en Nochevieja.