El nuevo patio cubierto del centro educativo José Miguel de Barandiarán contará con una superficie de 800 metros cuadrados, tendrá un techo traslucido para mejorar la visibilidad en su interior y dará servicio tanto al acceso al aulario como al gimnasio.
El proyecto final contempla una instalación diáfana, sin columnas, que permitirá no sólo un cómodo acceso al colegio, sino también la instalación de juegos, mobiliario y la delimitación de canchas de futbito o baloncesto.
La cubierta principal, metálica y soportada por una veintena de columnas, contará con una altura de 7 metros y se construirán dos cubiertas secundarias para cubrir el acceso a la zona de aulas y al gimnasio adyacente al aulario. De este modo, se conseguirá no sólo mejorar el acceso del alumnado y las familias, sino que también se dotará al centro de una nueva amplia zona cubierta para ser utilizada en días lluviosos.
El Ayuntamiento ya ha dado el visto bueno al proyecto y ahora deberá adjudicar las obras, que serán ejecutadas durante el último trimestre del año 2021, por lo que está previsto que la nueva instalación comience a dar servicio en el inicio del próximo ejercicio.
El coste de las obras está presupuestado en unos 265.000 euros, que serán abonados conjuntamente por el Ayuntamiento de Iruña de Oca, que se hará cargo del 40% del montante total, y el Gobierno Vasco, que a través del programa Udalaguntza abonará el 60% restante.
La realización de esta cubierta responde a una demanda del propio centro, que ya en 2018 reclamó que se cubriese una parte del patio para proteger tanto a los escolares, docentes y personal del centro como a los padres y madres que acuden a recoger a los pequeños y a una propuesta del Ayuntamiento de Iruña de Oca al departamento de educación del Gobierno Vasco.
Esta demanda ha cobrado más urgencia si cabe ante la llegada de la Covid-19 y los protocolos de lucha contra la pandemia, que recomiendan evitar los espacios cerrados y exige controles de temperatura y medidas de desinfección antes de acceder a las instalaciones, lo que obliga a los escolares a realizar una entrada más lenta y escalonada al colegio permaneciendo más tiempo en el exterior a merced de las inclemencias meteorológicas.