En Iruña Oka ya es verano y, como cada año, se abren las piscinas, se pone el césped a punto, se activan los socorristas… y, cómo no, el Partido Popular local se lanza de cabeza a su deporte favorito: el espectáculo sin sentido. Esta vez, indignadísimos (¡indignadísimos, oigan!) por los precios de las piscinas de Nanclares. Una cruzada heroica que, de no ser tan patética, casi movería a ternura. Pero vayamos por partes. El PP ha descubierto ahora —con la emoción de quien cree haber pillado al sistema en un renuncio— que entrar a las piscinas cuesta más que el año pasado. “¡Es una barbaridad!”, clama su portavoz, Ana Ortiz de Urbina, mientras enumera las tarifas con tono dramático, mezcla de alarma social y monólogo de bar. “La gente está muy enfadada”, dice. Aunque probablemente no tanto como ella cuando descubre, meses después, lo que se aprobó en el pleno… al que asistió. Porque sí: en ese pleno estaban. Y no solo eso. Se abstuvieron. Ni un voto en contra. Ni una palabra sobre que los precios eran “abusivos”. Ni una mención al supuesto escándalo. Nada. Silencio administrativo. Y ahora, de repente, con el termómetro rozando los 30 grados, les ha dado un golpe de calor político y deciden que aquello que no les preocupaba en abril es una injusticia intolerable en junio. Lo más gracioso del asunto (aunque la competencia es dura) es que todo lo que hoy denuncian ya se explicó claramente en el debate plenario. Las tarifas se ajustaron para evitar la masificación que sufrimos en veranos anteriores y garantizar que las personas empadronadas —es decir, las únicas que pueden hacerse socias— puedan disfrutar de las instalaciones. ¿La razón? Sentido común. ¿La consecuencia? Más espacio, más tranquilidad, y una gestión que protege el uso vecinal frente al “turismo de piscina” de otros municipios. Pero claro, para eso hay que escuchar cuando se explican las cosas. No basta con calentar el asiento en el pleno, hay que prestar atención. Y parece que en el PP de Iruña Oka eso de leer la documentación y entender lo que se vota se lleva regular. ¿Y lo del servicio de vigilancia externa? ¿Tampoco lo escucharon? Porque también se explicó, negro sobre blanco: el coste aumenta, sí, porque se refuerza la seguridad y el control de acceso. Pero claro, eso no cabe en un tuit indignado ni en una nota de prensa que necesita meter el “es un escándalo” a toda costa. Y como siempre, el comodín de “en otros pueblos cuesta menos y hay bares y toboganes”. Que sí, que en Labastida hay toboganes. También hay vino, por si lo quieren meter en el argumentario. Pero lo que no hay es un modelo de gestión hecho a medida para las personas empadronadas, que son quienes sostienen estos servicios con sus impuestos. Lo demás es demagogia con flotador. En fin. Podrían esforzarse un poco más en parecer oposición seria. Pero es evidente que el modelo del PP es el de siempre: mucho ruido, poca memoria, cero propuestas. Y si además pueden meter una mentira o dos y parecer que luchan contra el sistema (ese que ni siquiera entendieron cuando se lo explicaron), pues mejor. Pon nuestra parte, desde la oposición, seguiremos trabajando por un municipio con servicios públicos dignos y bien gestionados. Aunque algunos se sigan empeñando en hacer política como quien lanza una bomba fétida en una piscina limpia.