Lo ocurrido recientemente en la Junta Administrativa de Nanclares no puede dejarnos indiferentes. Por sorpresa y con una mayoría ajustada, se ha aprobado la prórroga de la cantera que ya provocó daños graves en el acuífero de Subijana, nuestra mayor reserva estratégica de agua. Siete miembros de la Junta cambiaron su postura en el último momento, decantando así la balanza hacia una decisión que, en nuestra opinión, pone en riesgo el futuro de todo el municipio.

Queremos explicar por qué estamos en desacuerdo y, al mismo tiempo, aclarar un malentendido: los carteles que se han colocado en el pueblo no son un ataque personal ni una agresión contra nadie. Quienes forman parte de la Junta Administrativa ejercen un cargo público, y como tal, deben estar dispuestos a escuchar la crítica ciudadana cuando sus decisiones afectan a la comunidad en su conjunto. Los carteles son, sencillamente, una invitación a reflexionar, a reconsiderar una decisión tomada bajo fuertes presiones externas, y a abrir un debate honesto y transparente.

Una decisión precipitada e innecesaria

No había ninguna urgencia para aprobar esta prórroga ahora. El propio procedimiento marcaba un plazo hasta marzo para contestar, y además, aún estamos a la espera de un informe técnico definitivo que evalúe de manera rigurosa los riesgos y consecuencias. Entonces, ¿por qué correr? ¿Por qué tomar una decisión de tanta trascendencia de manera apresurada y sin contar con todos los datos?

Las respuestas que se han dado para justificar la prisa no convencen. Se nos habla de que la cantera genera empleo, cuando sabemos que su impacto económico es mínimo en comparación con los riesgos que acarrea. Se menciona la supuesta seguridad de las nuevas condiciones, cuando los informes previos de URA ya alertaban de graves daños al acuífero. Se afirma que no hay alternativas, cuando en realidad lo que falta es voluntad de buscar soluciones que respeten tanto al medio ambiente como al bienestar vecinal.

Argumentos débiles, consecuencias graves

Muchos de los argumentos utilizados para defender la prórroga son, siendo sinceros, de poco peso, cuando no directamente falsos. Y lo más preocupante es que con ellos se intenta ocultar lo esencial: estamos hablando de un acuífero que garantiza el agua de nuestras casas, de nuestros cultivos y de las generaciones futuras. Una cantera se puede cerrar, pero el agua perdida no se recupera jamás.

No se trata de oponerse por sistema ni de hacer política partidista con este asunto. Se trata de defender lo más básico: el derecho a un agua limpia y segura. Y eso está por encima de los intereses de una empresa o de cualquier cálculo político.

Un llamamiento al sentido común

Por todo ello, reiteramos: los carteles no son una agresión, sino un recordatorio de que la ciudadanía está atenta, de que la comunidad tiene derecho a saber y a opinar. Son también un llamamiento al sentido común de los siete miembros de la Junta que cambiaron su voto: todavía están a tiempo de reconsiderar.

El agua vale más que cualquier beneficio económico pasajero. El agua es vida, es futuro, es el bien común que no podemos hipotecar.

Vecinas y vecinos: sigamos unidos, sigamos vigilantes. Porque lo que está en juego no es una cantera, es el agua que bebemos.


Ura diruaren gainetik: hausnarketarako gonbidapena

Azken astean, Nanclaresko Juntak harrobiaren luzapena onartu du, Subijanako akuiferoari kalte egin dion enpresari berriro baimena emanez. Erabakia harrigarria izan da: zazpi kidek botoa aldatu dute azken unean, azalpenik eman gabe. Ez zegoen presarik, martxora arte zegoen epea eta txosten tekniko osoa falta da oraindik. Horregatik uste dugu erabakia presiopean eta daturik gabe hartu dela. Herrian jarritako kartelak ez dira eraso pertsonala, baizik eta herritarrek egindako gonbidapena: hausnarketa, gardentasuna eta arduraz jokatzea eskatzeko. Azken finean, ura da guztion ondare komuna eta gure etorkizuna.