Hoy nos toca quitar la seriedad de la chaqueta (sólo un poco) para enfundarnos el mono del sarcasmo y mirar de frente a quienes —cuando están en la oposición— claman por “ningún aumento de impuestos” y, misteriosamente, cuando llegan a algún gobierno, se convierten en los mejores alumnos de la escuela de los recortes sociales. Sí, hablamos de aquella derecha local que, al menos, nos regala un espectáculo digno de ópera de domingo.
Resulta curioso: en el último pleno en Langraiz, nuestros queridos concejales de la derecha dijeron un rotundo “no” al subir tasas e impuestos. Y claro, todos aplauden su coherencia… hasta que gobiernan. Porque luego hacen lo que hace Donald Trump o Giorgia Meloni: bajan los impuestos a los que más tienen, suben la presión para quienes menos, recortan educación, sanidad, ayudas sociales… y encima presumen de ello. Nosotros, en cambio, seguimos aquí con los pies en el suelo: decimos que sí, que hay que aplicar un aumento acorde con el IPC, pero para algo que valga la pena: arreglar infraestructuras, sostener servicios públicos, ayudar a quienes más lo necesitan.
Y vaya espectáculo: esos mismos que votaron “no” al aumento —y que además tuvieron la posibilidad de aportar en comisiones municipales previas— ahora dicen que “hubieran preferido modificar muchas cosas”. O sea: no ayudan, no proponen, no suman… pero luego dicen que podrían haberlo hecho mejor. Qué papelón. Como siempre, su enfoque favorito es boicotear cualquier iniciativa de los adversarios políticos y, de paso, fastidiar al conjunto de los vecinos y vecinas. Esta derecha local es pura dramaturgia: más pendiente de autoproclamarse víctima en prensa —de supuestas “agresiones verbales”— que de aportar ideas reales para mejorar el día a día.
Esa misma derecha que apoya la continuidad de la polémica Cantera de Nanclares en nuestro municipio, aquella que pone en riesgo el acuífero de Subijana, la mayor reserva estratégica de agua subterránea del País Vasco. La que ha sido incluida recientemente en la “lista negra” de empresas por la ONU por su implicación en asentamientos ilegales en Palestina, lo que no es precisamente una tarjeta de presentación de ética irreprochable.
Pero en EH Bildu no estamos para quejarnos ni para ganar medallas de avestruz. Mientras ellos se miran el ombligo, nosotros negociamos medidas de impacto inmediato para nuestro municipio. ¿Qué planes tenemos? Pues muchos: un nuevo modelo urbanístico «ya», un nuevo centro de salud, un nuevo centro de día, viviendas tuteladas y sociales para los jóvenes, parcelas en cooperativa… Y además, la reorganización de los espacios públicos. Que el dinero vaya a lo que debe ir, no al mantenimiento perpetuo de farolas y bancos con fiesta adjunta, como parecen preferir los amiguetes del otro lado. Porque nuestras aspiraciones no se agotan en sustituir bombillas: tenemos mucho más que decir y hacer.
Y si alguien se siente ofendido porque llamamos “teatrera e inepta” a la derecha paisana… pues lo siento, no tenemos la piel tan fina. Aquí estamos para trabajar, no para llorar en prensa. Seguiremos con buen humor, con sonrisa y con la firme convicción de que una política coherente y de progreso es posible en Iruña de Oca. Y que los impuestos —bien planteados— no son castigo, sino apuesta por una comunidad mejor. Seguiremos diciendo “sí” al aumento cuando tenga sentido, y “no” a convertir a los más vulnerables en meros números de ahorro. Porque estamos aquí para que Iruña de Oca avance, y no para que avance el show mediático de siempre.
LANGRAIZ, INKOHERENTZIEN HARROBIA
Artikulu honek Iruña Okan gertatzen den egoera politikoa aztertzen du, umore eta ironiaz. EH Bilduren ustez, eskuinak oposizioan zerga-igoeren aurka egiten du, baina gobernura iristean murrizketak eta politika sozial kaltegarriak ezartzen ditu. Gainera, Nanclaresko harrobi polemikoaren defentsa salatzen du, ingurumenari eta etikaren aurkakoa delakoan. EH Bilduk, aldiz, herritarren ongizatea eta azpiegitura publikoak hobetzeko proposamen errealak ditu, eta politika koherente eta aurrerakoi baten alde egiten du.



