En un mundo globalizado, en el que el escaparate deportivo ha ocupado el lugar del circo romano para acallar las preocupaciones y la conciencia del pueblo, resulta cada vez más habitual que los deportistas de élite no superen la mayoría de edad. Dicho esto, la pregunta resulta obligada: ¿centrarse en un deporte en la infancia, facilita el camino hacia el alto rendimiento?.

1.-Desarrollo psicomotriz de los 3 a los 7 años:
En esta etapa, se debe priorizar el juego y el desarrollo coordinativo y psicomotor de forma globalizada.

2.- Crear un hábito deportivo desde la infancia:
Dejando a un lado la especialización deportiva, es muy importante crear una sinergia entre la actividad física y los niños, ya que está demostrado que ese vínculo perdura por más tiempo si se potencia desde la infancia.

3.-Priorizar la motivación intrínseca sobre la extrínseca:
En la motivación intrínseca, se busca lograr una satisfacción dentro de la persona, resaltar como mejora día a día sin entrar en comparaciones con otras personas etc. En el caso de la extrínseca, el logro proviene de una recompensa externa (medallas, campeonatos, títulos…) y esto puede contaminar el proceso de aprendizaje.

4.-Riesgo de sufrir lesiones tempranas:
En la especialización deportiva temprana, existe el riesgo de desarrollar lesiones crónicas debido a que el cuerpo no está preparado para afrontar ejercicios tan específicos; por ello, hasta los 12 años, se recomienda realizar actividades físicas globales.
Una buena alternativa sería la actividad de multideporte, donde pueden probar diversas disciplinas deportivas sin tener que trabajarlas de forma específica.

5.-“El método Williams”, el valor del juego en la infancia:
En esta película por la que Will Smith fue galardonado con el Óscar a mejor actor, se narra la historia de las hermanas Williams y el método que siguió su padre para que, al margen de su crecimiento deportivo, pudieran tener una infancia lo más normal y alejada de los focos posible.