Las buenas ideas a veces llegan en los momentos más inesperados. Esto es lo que le sucedió al vecino de Ollávarre Carlos Etxeberria, profesor de fabricación mecánica en Mendizabala desde hace 22 años, al que un accidente le ha llevado a idear un proyecto con gran interés social y sanitario que ha materializado junto con dos alumnos del centro, uno de ellos vecino también del municipio, Benemérito Picón Rejado.

En septiembre de 2005, Carlos Etxeberria tenía en mente ir a Pirineos a ascender el Tourmalet en bicicleta con un amigo y se estaba preparando para ello. El 5 de septiembre su preparación no fue como estaba previsto y acabó en el hospital con importantes lesiones. Varias complicaciones y pasos por el quirófano le llevaron a estar dos meses postrado en una cama. Allí comprobó la dificultad que existía para regular la cama a través del mando en una situación de movilidad reducida y más en un momento como la pandemia, que obligaba a las personas hospitalizadas a permanecer solas en la habitación.

En la planta quinta del hospital, comenzó a esbozar la forma de facilitar la articulación de la cama a través de la voz. En su casa tenía varios elementos que se activaban con un asistente (Google o Alexa) y pensó hacer lo mismo con la cama. En el propio centro solicitó hablar con el personal de mantenimiento y le apoyaron en su idea, con lo que su proyecto fue tomando forma.

Propuso a sus colegas de Mendizabala trabajar en un prototipo de cama hospitalaria que se regula con voz, sin necesidad de mando eléctrico, y finalmente los alumnos Ander Fernández y Benemérito Picón, del ciclo medio de Instalaciones Eléctricas, que estuvieron tutorizados por los profesores Ander Roncero y Olga Bengoetxea, fueron los encargados de llevarlo a cabo. Por la parte sanitaria también encontró facilidades y consiguió la cesión una cama para poder hacer sus probaturas. Por eso, Etxeberria sólo tiene palabras de agradecimiento para María Ángeles García, directora de BioAraba, Gaspar Sánchez Merino, responsable de la unidad de innovación de Bioaraba, Javier Díaz de Cerio, responsable de mantenimiento de la OSI Araba y Rafael Sánchez Bernal, jefe de Servicio de la Unidad de Gestión Sanitaria de la OSI Araba.

En el prototipo, a través del asistente de voz se puede ajustar la altura de las piernas, la cabeza y el conjunto de la cama. Las órdenes, además, pueden darse en cualquier idioma. La cama está pensada tanto para hospitales como para viviendas y sólo se precisa de una conexión Wi-Fi estable para su buen funcionamiento.

Implementación en Osakidetza
El pasado mes de junio, los alumnos y Carlos entregaron la cama a los responsables de Osakidetza con todo el manual necesario para que estudien la aplicación en la sanidad vasca. “La idea es aplicarlo en algunas camas, para personas que lo necesiten por su falta de movilidad u otras circunstancias”, explica el profesor, que destaca, además, que “el coste de esta implementación es muy bajo, con lo que es factible”.

Ander Fernández y Benemérito Picón han recibido ofertas económicas por la patente, pero su único deseo es ver este sistema implantado en la sanidad pública sin recibir ningún beneficio a cambio. Además, esta colaboración entre Mendizabala y BioAraba ha sido uno de los gérmenes de BioHackLab Araba, un laboratorio de innovación e investigación sanitaria dirigido a pacientes y familiares. “La ciudadanía no solo puede participar en investigación como voluntario en ensayos clínicos, sino que puede colaborar en el desarrollo de ideas de las que pueden surgir nuevos proyectos”, señaló María Ángeles García Fidalgo, en el acto de recepción de la cama articulada. Y mientras tanto, por la cabeza de Carlos Etxeberria surgen nuevas ideas y alguna de ellas pronto verá la luz. “En septiembre igual…”, finaliza.